viernes, 30 de marzo de 2012

"LA OBRA DE CRISTO POR Y PARA TODOS"

La obra de Cristo por y para todos: 1. Dios no quiere que ninguno (ni uno) perezca (2 Pedro 3:9) 2. Dios quiere que todos (sin límite: todos son todos) sean salvos (1 Timoteo 2:3-4). 3. Por esto y para este fin, Cristo murió por todos (Juan 3:16; 1 Juan 2:2; Hebreos 2:9). La obra de Dios en mundo (en todos): Debido a la obra de Cristo por todos, Dios hace algo en y para todos… 4. El Espiritu Santo convence a todo el mundo de pecado, de justicia y del juicio por venir (Juan 16:8). 5. El Padre atrae a todos a Cristo (Juan 6:44). 6. Cristo atrae a todos a Sí mismo (Juan 12:32). La obra de Dios en cada individuo: 7. Dios usa la predicación de la ley moral (por medio de la conciencia de uno - Romanos 2:14-16 - y por medio de la predicación de la misma - Romanos 3:19-20) para darle al individuo el conocimiento de sus pecados personales con su Creador. 8. Dios usa este conocimiento del pecado (por la ley) para producir en el individuo el temor de Dios y del juicio (como en Éxodo 20:18-20, donde lo que produjo el temor fue la ley: Éxodo 20:1-17). La ley hace que el juicio de Dios sea razonable. 9. Dios usa el conocimiento del pecado y el temor de Dios para guiar al pecador al arrepentimiento. O sea, con el conocimiento de pecado, uno comprende que Dios es Bueno pero que él (el pecador) es malo y que ha ofendido gravemente a Dios. Esto quebranta su corazón y al pecador viene una tristeza, temor y reverencia a Dios. Es decir que la tristeza lo guía al arrepentimiento para salvación (2 Corintios 7:10; Gálatas 3:24). Al comprender la ley moral, el pecador comprende que realmente merece el castigo eterno por haber roto una ley de valor eterno. Pero al ver la benignidad de Dios en la obra de Cristo y comprender que quiere salvarlo, ello le guía al arrepentimiento (Romanos 2:4). 10. Pero la ley son las “malas noticias” del pecado. El evangelio es las “buenas nuevas” de salvación en Cristo. La Biblia dice que cuando el pecador oye la predicación del evangelio (Romanos 10:13-16), en ese mismo momento de oír, Dios le da suficiente fe para ser salvo (lo hace sin acepción de personas; Él les da a todos los que oyen el evangelio suficiente fe para ser salvos; Romanos 10:17). Lo que uno hace con esta fe (si la pone en Jesucristo para salvarlo o se decide no hacer nada) depende de la persona, pero Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34; Lucas 11:10). La responsabilidad de cada individuo: 11. Dios manda a todos los pecadores en todo el mundo que se arrepientan (Hechos 17:30-31), entonces es la responsabilidad de cada individuo responder a este llamado con una decisión por su propio libre albedrío (su propia voluntad) y arrepentirse de sus pecados. 12. Con su corazón no regenerado, el pecador no regenerado puede responderle a Dios creyendo en Jesucristo para la salvación. Entonces, creer con el corazón sucede antes de la salvación; es una condición que Dios pone delante de todos los pecadores (Romanos 10:9-13). 13. La conversión: Lo anterior (arrepentimiento y fe; o sea, “creer en el Señor Jesucristo”) se llama “conversión” en la Biblia porque el pecador se convierte “de los idolos a Dios” (1 Tesalonicenses 1:9). Es algo que el hombre hace, respondiendo a la obra que Dios hace en su vida por medio de la predicación bíblica del evangelio. Con la conversión, el hombre decide dejar lo pecaminoso y se vuelve al Dios vivo para servirle. 14. El pecador, entonces, oye el evangelio primero y luego cree (arrepentimiento y fe; la “conversión”). Después de esto, él recibe el Espíritu Santo, Quien lo regenera (Efesios 1:13-14; Tito 3:5). Para nacer de nuevo como un hijo de Dios (o sea, para recibir la regeneración, la nueva vida espiritual, de parte de Dios) uno tiene que creer primero (Juan 1:12-13). 15. El creyente es salvo por fe, no por obras (Efesios 2:8-9).

miércoles, 28 de marzo de 2012

"CENA CON JESÚS"

 Ruth miró en su buzón del correo, pero solo había una carta. La tomó y la miró antes de abrirla, pero luego la miró con más cuidado. No había sello ni marcas del correo, solamente su nombre y dirección. Leyó la carta: Querida Ruth: Estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte. Con amor, Jesús Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa. "Porque querrá venir a visitarme el Señor? No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle..." Pensando en eso, Ruth recordó el vacío reinante en los estantes de su cocina. -Ay no! No tengo nada para ofrecerle! Tendré que ir a comprar algo. Bueno, compraré algo de pan y alguna otra cosa, al menos.- Se echó un abrigo encima y se apresuro a salir. Una hogaza de pan francés, media libra de pavo y un cartón de leche...Y Ruth se quedó con solamente doce centavos que le deberían durar hasta el lunes. Aun así se sintió bien camino a casa, con sus humildes ingredientes bajo el brazo. -Oiga, señora, nos puede ayudar, señora?Ruth estaba tan absorta pensando en la cena que no vio las dos figuras que estaban de pie en el pasillo. Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco mas que harapos. -Mire, señora, no tengo empleo, usted sabe, y mi mujer y yo hemos estado viviendo allá afuera en la calle y, bueno, está haciendo frío y nos está dando hambre, y bueno, si usted nos puede ayudar, señora, estaríamos muy agradecidos... Ruth los miró con más cuidado. Pensó que ellos podrían obtener algún empleo si realmente quisieran....... Señor, quisiera ayudar, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo es unas rebanadas y pan, pero tengo un huésped importante para esta noche y planeaba servirle eso a Él. -Si, bueno, si señora, entiendo gracias de todos modos.El hombre puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y se dirigieron a la salida. A medida que los veía saliendo, Ruth sintió un latido familiar en su corazón. -Señor, espere!La pareja se detuvo y volteó a medida que Ruth corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle.-Mire: por que no toma esta comida? Algo se me ocurrirá para servir a mi invitado..., y extendió la mano con la bolsa de víveres.-Gracias, señora, muchas gracias!-Si, gracias!- dijo la mujer y Ruth pudo notar que estaba temblando de frío. -Sabe, tengo otro abrigo en casa. Tome este-, Ruth desabotonó su abrigo y lo deslizó sobre los hombros de la mujer. Y sonriendo, volteó y regresó camino a casa... sin su abrigo y sin nada que servir a su invitado. -Gracias, señora, muchas gracias! Ruth estaba tiritando cuando llegó a la entrada. Ahora no tenia nada para ofrecerle al Señor. Buscó rápidamente la llave en la cartera. Mientras lo hacía notó que había otra carta en el buzón.-Que raro, el cartero no viene dos veces en un día. Tomó el sobre y lo abrió:Querida Ruth: Que bueno fue volverte a ver. Gracias por la deliciosa cena, y gracias también por el hermoso abrigo.Con amor, Jesús .